viernes, 4 de abril de 2014

La silla roja. Emblema de una injusticia

Francisco Javier Romero Fernández. Delegado de la Campaña Mundial por la Educación en La Rioja.

La SILLA ROJA es uno de esos aciertos de iniciativa social que se convierte en todo un símbolo. Es un sencillo objeto que con su pre­sencia emite dos mensajes: llama la atención sobre una injusta realidad (según datos de la UNESCO, todavía hay 57 millones de niños y niñas en el mundo sin escolarizar); y estimu­la a valorar y aprovechar su puesto escolar a aquellas personas que dis­ponen de él.
Sí a la educación: Cada Silla Roja es un grito que urge a hacer efectiva la educación para todos los niños y ni­ñas, frente al abandono de millones de personas a un destino infrahuma­no. Los beneficios de la educación son imprescindibles para el futuro de la humanidad. Pero ¿qué educa­ción necesita el mundo actual?
Educación de calidad: Según la UNESCO, de todos los menores del planeta escolarizados en enseñan­za primaria, cerca de 200 millones están recibiendo una educación de baja calidad, como lo indica el he­cho de que salen de la escuela sin apenas saber leer ni escribir.
Educación inclusiva: Hay muchos colectivos excluidos o marginados por su lengua, su religión, su raza, por tener alguna discapacidad, por ser refugiados, por ser niñas, etc.
Por eso, será imposible lograr la EDUCACIÓN PARA TODAS LAS PERSONAS, sin una “EDUCACIÓN INCLUSIVA” que supere todas las barreras, responda a la diversidad de las personas, sacando partido de ella SUMANDO CAPACIDADES, y en la que toda persona pueda lograr un desarrollo integral.
Educación gratuita: La educación primaria ha de ser obligatoria. Y para ello gratuita, única forma de garantizar el acceso de todas las personas a un puesto escolar.
Educación transformadora: Toda educación es transformadora a ni­vel personal. Por ello la educación es necesaria. Cualquier clase de educación no es suficiente. No bas­ta con una educación que mayori­tariamente sea, intencionalmente o no, un mecanismo de perpetuación de la situación social actual.
Educación para la justicia y la so­lidaridad: Datos como que entre 3.600 millones de personas (la mi­tad más pobre de la humanidad) poseen los mismos bienes que las 65 personas más ricas del mundo -según los últimos datos de la Re­vista Forbes- hacen evidente la ur­gente necesidad de un cambio de rumbo.
Educación para la paz: Un cambio que tiene que ser real, pero pacífi­co. Nelson Mandela dijo con acierto que “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. Malala, la niña pakistaní famosa por su lucha en defensa del derecho a la educación de las mujeres, dijo en la ONU “Tomemos nuestros libros y nuestros lápices, son las armas más poderosas que podemos tener, un niño, un profesor, un libro y un lá­piz pueden cambiar al mundo”.
Y cuanto antes: La humanidad precisa urgentemente de una ju­ventud adherida a la honestidad, buscadora de la justicia y compro­metida activamente con la solidari­dad y el medio ambiente. Solo una educación adecuada a tal fin podrá poner en el mundo sucesivas pro­mociones de personas que cons­truyan juntas un mundo mejor.

Durante el año 2014, la Silla Roja llega a los Centros Educativos de La Rioja que desean incorporar este símbolo a su labor transversal de educación para la solidaridad. 125 centros formativos de 74 poblacio­nes (a partir del segundo ciclo de educación infantil) la recibirán entre febrero y noviembre. Todos estos actos, así como la labor de educa­ción para la solidaridad de los cen­tros riojanos, quedan reflejados en las páginas del Diario La Rioja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario